14 feb 2013

La Bulla

Fotografía: Álvaro Simón Quero.

 ¿Qué quieren que les diga? La Semana Santa de los palcos y las tribunas parece perfecta. Tan alineada, tan marcial, tan iluminada... No me extraña que los amantes de ese orden teatral defiendan que el Recorrido Oficial se alargue. No sé cómo lo querrán hacer, pero habrá que reservar medio centro histórico, porque Málaga es un pañuelo, y nuestra Semana Santa una pescadilla que se muerde la cola. Sin embargo, de tan perfecta que quiere ser esa Semana Santa de palcos y tribunas, a mí se me antoja contrahecha. Como si, sometida al espectáculo, estuviese plastificada.

Puestos a elegir, yo prefiero la otra Semana Santa, la de la bulla. Esa que estamos recuperando, la de calle Nueva, San Agustín, Granada, Madre de Dios... Una Semana Santa mucho más incómoda, casi penitente, en la que te llevas mil pisotones y otros tantos codazos. Donde hay que lidiar con media Málaga para disfrutar del momento. En la bulla se conocen las mismas caras un año tras otro; allí estamos los tontos de capirote, por supuesto, señalando como un guía del Museo del Prado el detalle clásico, otra vez absortos por la bendita rutina de la vivencia; allí están los amigos, con el brillo en los ojos y el mejor de los abrazos; también están los cangrejos, que saben andar para atrás sin despeinarse ni arrugarse el traje; y los insoportables, que no pueden evitar tararear o silbarte las marchas. Así que, el summum de la bulla, lo redondo, es tener un amigo cangrejo e insoportable, que sea un tonto de capirote hasta la médula, que te señale los detalles clásicos y te silbe las marchas. Entonces a la bulla no le falta de nada.

Luego está la gracia de encontrarse una saeta o una petalá sin esperarlo. A los sabiondillos, tontos de capirote, bien entrenados en aprenderse las crucetas musicales y en memorizar al dedillo los estrenos y novedades, esa bofetada sin mano nos recuerda que la Semana Santa no se puede prever. Y esa mezcla borrosa entre lo que recuerdas de cada año en ese mismo lugar, y lo nuevo, lo inesperado, hace la espera durante el año un martirio chino. Al fin y al cabo, podrán cambiar las flores o sonará una marcha en vez de otra, pero en esa esquina, o frente a ese balcón, la Semana Santa es tuya. Y sabes que es tuya y de nadie más porque allí la hiciste prisionera, y la has adornado en la memoria... 





Nota: Texto emitido en "Bajo Palio" (Canal Sur Radio) el jueves 14 de febrero de 2013.






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11 feb 2013

Si Casielles levantase la cabeza...

Aplicación del "rectángulo aúreo" sobre las proporciones originales y sobre las actuales
en el trono de María Stma. del Rocío. Fotografía de 2012: Pepe Gómez.


Hace poco más de veinte años, justo una década tras el fallecimiento del insigne artífice, las cofradías malagueñas tributaban un justo, merecidísimo -y espero que sincero- homenaje al prolífico creador. El antiguo hospital de San Julián, todavía muy lejos de convertirse en museo, hacía sus pinitos como espectacular sala de exposiciones, acogiendo una cuantiosa y exhuberante selección de dibujos originales -y en su mayoría inéditos-, amén de piezas de orfebrería y bordado en las que se ejecutaron con mano diestra las ideas del diseñador. Acreditando de modo científico la valía de Juan Bautista Casielles del Nido, el equipo conformado por Eloy Téllez Carrión, Juan Antonio Sánchez López y Eduardo Nieto Cruz, bajo la ilustre firma de la revista Via Crucis -uno de aquellos referentes auténticos de la información cofrade-, hicieron la oportuna glosa del que fuera “estandarte del equilibrio, proporción y elegancia de todas las artesanías que concurren en la cosmogonía sensorial de la Semana Santa”.

Si bien quedaban de manifiesto algunas de las limitaciones del artista -siempre en cuanto a la escasa formación humanística del mismo, y por lo tanto en relación a la ausencia de programas iconográficos potentes-, también se evidenció que Juan Casielles, de modo intuitivo, fue hábil en el empleo de los estilos ornamentales, en la combinación armoniosa aunque ecléctica de elementos de diferentes periodos históricos. Y lo que es crucial en el ámbito del diseño: la proporción. Nada reluce tanto en el conjunto de la obra de Casielles como el dominio de las proporciones, justas y equilibradas, entre todos y cada uno de los elementos. Partiendo siempre de la premisa de que el centro de esas composiciones que son los tronos procesionales es la imagen, supo conceder a ésta el lugar que correspondía. Esto es, la cualidad de eje vertebrador, de auténtico foco de atención. Y para ello, guiado por una sensibilidad extrema, entendió las relaciones de proporción como algo natural.

Si los griegos de la antigüedad consiguieron atinar en una relación matemática que diese lugar a la divina proporción, mediante el rectángulo aúreo, Casielles lo hizo por pura clarividencia. En los arcanos templos clásicos, la relación entre los elementos tectónicos del edificio y la estatua del dios correspondiente se basaba en una visión humanista de la religión, que concedía al templo y a la imagen una ley del equilibrio que no ha pasado desapercibida a lo largo de la historia del arte. Fachadas de catedrales, retablos, composiciones pictóricas... Ninguna práctica artística le ha sido ajena. Y el mérito de Casielles radicaba en, sin la conveniente formación, llegar prácticamente a las mismas conclusiones que los antiguos por mera sagacidad.

Si observamos algunos de los conjuntos proyectados por Casielles, podremos trazar el rectángulo dorado o de la divina proporción ajustándolo a las líneas maestras que trazan el palio, sus barras y la base del cajillo. Esa augusta correspondencia de medidas se encontraba en el trono del Rocío antes de su ampliación, la vemos en el de las Penas, y hasta en el de la Esperanza (que no es obra de Casielles pero también cumple con el paradigma). Sin embargo, hoy parece que despreciemos esa habilidad. Por aquello del caballo grande (ande o no ande, de eso ya nos ocuparemos con un par de varales más), daremos al traste con la elegancia. Podremos perder la armonía hasta el punto de que un arbotante llegue a tener más presencia que la propia imagen (ya que en esta no es posible la alteración). Y en definitiva, parece que mejorar consiste en ampliar.



Nota: El trono de Mª Stma. Del Rocío ya fue ampliado en su cajillo, haciéndolo más ancho con la inclusión de dos capillas no previstas por Casielles. Este año se proseguirá en esa línea añadiendo un baquetón sobre el cajillo, al objeto de “compensar” en altura la ampliación mencionada. Por su parte, la cofradía del Cautivo tiene previsto ampliar el trono  de María Stma. de la Trinidad al objeto de incluir el nuevo palio -del que se ha aprobado diseño- más grande que el actual.




NOTA: Desde aquí recomendamos encarecidamente la lectura de este artículo: 

http://puentiferario.blogspot.com.es/2013/01/nutricion-tronos-nutronicion.html




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