Fotografía: Álvaro Simón Quero. |
Llega
la Cuaresma, y ya con el gusanillo metido en el cuerpo, llegan
también los tremendistas y cizañeros con la alerta amarilla:
¡Peligro! Se rumorea que hay otra malvada hermandad que planea
introducir velas rizadas en su trono... ¡Atención! Estas tres o
cuatro cofradías persisten en el empeño de echarse el guión al
hombro, ¡ni que fuera una bandera! ¡Ojo! Sabemos que en esta otra
hay confabuladores que ensayan a escondidas diversos pasos para mecer
los tronos... Se ve que esas cofradías, de aviesas intenciones, no
tienen otra cosa mejor que hacer que contravenir la placentera
tranquilidad de lo conocido.
Con
todo y con eso, tras la alarma suele haber ignorancia. O eso quiero
pensar, por no decir que habrá mala fe. Pues si hubiera un profundo
conocimiento del asunto, donde se habla de cirios sevillanos se
podría recordar al buen puñado de señeras hermandades malagueñas
que las llevaron hace más de medio siglo... Ah, pero eso no son
tradiciones, aunque haya otras con menos tiempo y que demos por
sentadas. Lo del guión, por otro lado, es de chiste. Imaginen
procesión como la del Resucitado, o la de la Patrona, y al intrépido
reportero llevando buena cuenta de los guiones portados al hombro.
Esa libretilla del rencor, que al día siguiente se habrá agriado en
las páginas de un periódico: esa libretilla encierra verdaderos
dobles raseros... Y no digamos nada de lo endiablado que resulta
enfilar la procesión por calles peatonales y sin aceras. Eso sí que
nos lleva por la senda del pecado cofrade... Con lo bonita que sería
una Semana Santa toda de tronos colosales que no pudieran tirar nada
más que por la Alameda y por el Parque. ¡Eso sí que sería
nuestro!
Lo
de los tronos de carrete saliendo de las iglesias son historias de
viejas junto al fuego. ¿Para qué ensalzar la autenticidad de lo
litúrgico, si esas cofradías rebeldes no cuadran con mi arquetipo
de la primera en el peligro de la libertad? Olvidan que aquí no se
inventó la Semana Santa; es decir, eso de sacar los santos a la
calle, y delante todos vestidos de nazareno. Ni los palios, ni las
candelerías, ni los montes de claveles, ni los largos mantos
bordados. Ni un largo etcétera que no sería muy práctico enumerar
ahora. Se olvida lo que se quiere, y ocultando parte de la verdad se
dice una verdad muy a medias, casi de mentira.
Nota: Tercera colaboración con el programa `Bajo Palio´, de Canal Sur Radio. Cuaresma de 2013.
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Lo peor son los muertos de esta batalla y el desánimo por la impopularidad fruto de esta polarización enfermiza y autodestructora de la Semana Santa. Duele ver como la ciudad "acogedora" rechaza a los suyos, crea identidades extrajeras a sus habitantes, que acaban finalmente por aceptarlas. Ojalá algún día esto acabe.
ResponderEliminarLo resume perfectamente: "se olvida lo que se quiere, y ocultando parte de la verdad se dice una verdad muy a medias, casi de mentira".
ResponderEliminarEn Málaga no se inventó la Semana Santa. En Málaga se inventó la Agrupación. En Málaga no se inventó el trono. En Málaga se inventó el retablo callejero. En Málaga no se inventó el nazareno. En Málaga se inventó a la mujer cofrade.....Y un largo ectétera que no sería muy práctico enumerar ahora.